No importa el área ni el momento, soy una principiante en todo lo que hago. Se puede decir que soy una estudiante fiel de la vida.
Cada vez descubro cuán poco sé sobre distintos aspectos. Por ejemplo, amo la literatura pero me preguntás si leí el Quijote de la Mancha o qué es una redondilla, la verdad es que no sabría como responderte. Considero que para ser un experto si tenés que saber sobre esos aspectos, por ende, yo no encajaría en esa categoría.
El otro día estuve pensando, ¿cómo paso de principiante a experta?, ¿en verdad se puede dejar de ser principiante?, ¿tiene sus ventajas y/o desventajas?
Primero que todo te explico un poco acerca del Efecto Dunning Kruger. Capaz lo escuchaste nombrar, capaz no, así que te lo resumo fácilmente.
El Efecto Dunning Kruger se trata de un sesgo cognitivo donde las personas con menos capacidad para realizar una tarea creen que son los que más capacitados están para completarla. Esto se debe a que cuando uno menos conoce acerca de un área, más capacitado se considera en ella ya que no tiene en cuenta lo que no conoce. En vez, el “experto” se subestima ya que al tener conocimiento de la inmensidad del área, entiende que él abarca poco.
Esto también hace que me pregunte, ¿estoy bajo los efectos de Dunning Kruger? Puede ser. Capaz soy Sócrates discutiéndole a los jueces de Atenas que él no es la persona más sabia como decía el Oráculo de Delfos. No lo sé.
Volviendo a lo que nos compete, me enoja ser una principiante. Siento como si tuviera un cartel gigante en mi frente que dice “No sé nada”. Tengo que lidiar el sentimiento de que no puedo opinar sin sentir que estoy ignorando algo (que lo más probable es que sea verdad) y mi cerebro no encuentra muy gracioso saber que no sabe. Y mejor no hablemos de la verguenza que es fallar o equivocarse.
Con el tiempo me he ido amigando con el “ser principiante”. Le fui encontrando la vuelta, descubrí que enfrentarme a lo desconocido me da un subidón de adrenalina que despierta todo mi cuerpo y me hace sentir viva.
También por estas 3 razones:
Soy fan de ese sentimiento de hambre insaciable de conocimiento que es como si te lavaras los ojos con agua limpia. Sos capaz de ver con mayor claridad algo que antes estaba más turbio.
Te abre puertas, no solo la oportunidad de conocer nuevas personas con quienes podés compartir intereses sino también de conocer otros aspectos de la vida que antes ignorabas.
Por último, el sentimiento de haber alcanzado el punto más alto de tu montaña, estás en tu peak, como si fueras Sebastian Vettel desde 2010 a 2013. Te sentís como si pudieras contra todo aunque capaz seas un rookie en su temporada debut de Fórmula Uno en un Haas (¡aunque también podrías ser un Oscar Piastri!).
Resumiendo, tenemos dos lados. Uno de “No quiero sentirme como una tonta” y por otro “¡Que hermoso es aprender!”. Estuve -estoy- en ambos lados de la pelea, por consiguiente, como persona experimentada que soy (espero que se entienda el sarcasmo) te incito a que indagues contigo mismo acerca de la razón por la que no quieres sentirte como un tonto o cualquiera sea la emoción que te impide abrazar el mindset de ser principiante.
En mi caso, descubrí que era porque tengo miedo de lo que los demás van a opinar de mi. Por ejemplo, cuando el año pasado decidí comenzar mi deporte, tenía muchísimo miedo de que tanto mi profesor como mis compañeros se rieran (burlaran) de mi por equivocarme en los ejercicios. En especial porque nunca he sido alguien que se destaque por su habilidad física. A pesar de todo lo que había maquinado en mi cabeza, decidí seguir y persistir a pesar de que -evidentemente- no tenía una habilidad nata. Al final, descubrí que más allá de mis errores y miedos es un deporte que amo y disfruto muchísimo. Aprendí a reírme de mi misma y a dejar de pensar tanto que opinarían los otros de mi.
La moraleja, y ya viendo la situación desde afuera, es que valió mucho más enfrentar el miedo a la posibilidad de no haber empezado. Ese es mi consejo. Los demás están muy ensimismados consigo mismos como para que les importe demasiado si errás o no. Tené eso en mente. Siempre pienso en como reaccionaría yo si viniera un amigo a decirme que quiere comenzar a escribir, o comenzar a subir videos. Lo apoyaría al 100% e incluso capaz se me olvide después de un tiempo, lo recuerde de la nada y le pregunte como le está yendo.
Prefiero elegir el what if del éxito antes que el del fracaso o el de que-pensaran-de-mi.
Y no, considero que uno no deja de ser principiante nunca. Incluso si te consideras un experto es como si fueras un principiante, hay muchas cosas que seguramente ignoras o que capaz tu cerebro no retiene. ¡Pero no es para tomárselo para mal! Al contrario, ser principiante es tener fervor por aprender, es entusiasmarse con cada paso, abrazar el camino antes que la meta, aceptar que te equivocas (aunque cueste), convivir con la incertidumbre, el miedo, y muchas cosas más.
Para cerrar, el ser principiante es un mindset (un mindset son los pensamientos y creencias que manejamos diariamente que determinan cómo actuamos) donde se convive con la incertidumbre de no saber para donde disparar, con el miedo, con la vergüenza y también con las ansias de aprender. A mi modo de ver, lo mejor de este estado es que el principiante sabe que no sabe y por ende, está abierto a aprender con todo lo que eso conlleva.
Abrazá este estado porque nada te hace más interesante que contar las anécdotas que viviste por el camino del aprendizaje.
RECOMENDACIONES:
Te incito a que aprendas algo nuevo, incluso si es como decir hola en neerlandés y lo implementes en tu vida. Vas a ver que solo, a partir de ese pequeño paso, vas a sentirte como una topadora y vas a querer ir a por más.
Ejemplos de cosas que podés aprender:
Tejer, hay millones de tutoriales en Youtube (incluso yo aprendí por ahí).
Nuevo idioma, aunque sean unas palabras.
Una receta nueva, en este momento, por ejemplo, mi desayuno favorito es huevo poché con tostadas de pan madre y queso crema por si querés probar.
¡Escuchá un podcast informativo! En Spotify hay un montón, el que más escucho es Chismes de Historia y Ciencia.
Aprendé a dibujar, aka mi eterno pendiente.
También les dejo esta frase de Sylvia Plath para reflexionar, donde más allá de que habla sobre la limitación entre el tiempo y el ser humano, también toca el tema de que quiere vivir y sentir todas las “sombras, tonalidades y variaciones de experiencias tanto mentales como físicas.” ¿Cómo se logra eso? Viviendo y por ende, intentando.
¡Nos vemos el próximo sábado! Punto Final.